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Tu Mitología

Cibeles

Tiempo estimado de lectura: 9 minutos

Cibeles es una diosa que confunde bastante en la «mitología griega». Esta confusión se debe al gran parecido que tiene con Rea, la gran “Diosa Madre”, sin embargo, su procedencia es otra, bajo el título de la “Gran Madre Asiática”. El centro de su culto se situaba en el monte Díndimo, en Pesinunte, donde se creía que su imagen, una piedra negra, había caído del cielo.

Cibeles era, ante todo, una diosa de la fertilidad, pero también de la fuerza salvaje de la naturaleza, simbolizada por los leones que la servían. De ella se decía que protegía a su pueblo en tiempos de guerra y que curaba, aunque también hacía aparecer enfermedades. Poseía una llave que abría la puerta de la tierra donde estaban encerradas las riquezas y se la representaba montada en un carro tirado por leones.

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Mito de Cibeles

Cibeles
Cibeles, diosa de la fertilidad y fuerza salvaje

Cibeles y Atis

El único mito relacionado con Cibeles es con el apuesto Atis. Según el poeta romano Ovidio, Atis era un joven tan hermoso que había merecido el amor de Cibeles. La diosa decidió vincularlo a ella para siempre y convertirlo en el guardián de su templo, con la condición de que no tuviera relaciones sexuales. Cuando Atis faltó a su promesa debido a la pasión que sentía por la ninfa Sagaritis, Cibeles, enojada, derribó un árbol cuya vida estaba ligada a la de la ninfa. Atis enloqueció y, en una crisis violenta, se castró; después, la diosa volvió a aceptarlo a su servicio. Por esa razón los sacerdotes de Cibeles tenían que ser eunucos (Atis y la castración).

Hipómenes y Atalanta

Siendo una recién nacida, el padre de Atalanta la abandonó en el bosque porque había nacido niña y no varón. Tuvo suerte y no murió, ya que la amamantó una osa y tiempo después fue recogida por unos cazadores que pasaban por allí. Atalanta creció feliz ejercitándose en la carrera y en la caza, y viviendo en el bosque.

Un día consultó a un oráculo y éste le dijo: “Tú no necesitas un marido, Atalanta. Evita la experiencia conyugal. Y, sin embargo, no podrás evitarla, y aunque viva te verás privada de ti misma”. Ella era feliz con la vida que llevaba, y no necesitaba un hombre a su lado, pero después de la advertencia del oráculo, estaba más convencida que nunca de no casarse.

La carrera de Atalanta

Atalanta era una joven muy bella, y todos querían casarse con ella, aunque ella los rechazaba a todos. Pero su padre le insistía para casarse. Un día, harta de lo que le decía su padre, aceptó casarse, pero con una condición: se retaría con todos sus pretendientes en una carrera y solo se casaría con el que consiguiera vencerla. El que ganara, conseguiría su mano, pero los que perdieran, morirían.

Aun teniendo ese duro reglamento, fueron muchos los que se presentaron a la carrera convocada por Atalanta, a riesgo de morir. Atalanta tenía fama de ser muy rápida, pero ninguno creía que iba a poder ser vencido por una mujer. Además, ella les dejaba ventaja, para darle más emoción al asunto.

La carrera comenzó y todos corrían para no ser alcanzados por Atalanta, pero ella, que era mucho más rápida que ellos, iba alcanzando uno a uno, y según los iba adelantando, los atravesaba con su lanza, dándoles muerte en el acto por haber perdido contra ella. De esta forma consiguió coronarse vencedora y, por tanto, no tuvo que casarse con ninguno de ellos.

El gran rival Hipómenes

La carrera tuvo mucha expectación, y además de los pretendientes, también tuvo bastante público viéndola. Entre los espectadores estaba Hipómenes, un muchacho que pasaba por allí y se quedó a ver el espectáculo, primero riéndose de todos esos corredores porque sabiendo las reglas del juego no entendía cómo alguien estaba dispuesto a correr tantos peligros por encontrar esposa. Pero en cuanto apareció Atalanta y la vio, se quedó enamorado de ella en el acto.

Hipómenes sabía que no podría ganar a Atalanta en la carrera, así que decidió pedir ayuda a Afrodita, la diosa del Amor, para que le echara una mano. La diosa escuchó su petición y le dio tres manzanas de oro para que las fuera tirando al suelo durante la carrera y entretuvieran a Atalanta.

El reto

Siguiendo las instrucciones de Afrodita, Hipómenes retó a Atalanta a una carrera y ella le puso las mismas condiciones que a los demás pretendientes: si ganaba él, se casaría con ella. Si perdía, moriría a manos de su lanza. Hipómenes aceptó y comenzó la carrera. Hipómenes corría muy rápido, pero Atalanta estaba a punto de alcanzarlo, así que él empezó a tirar una de las manzanas de oro al suelo.

Atalanta, viendo el brillo de la fruta, se agachó a cogerla, e Hipómenes aprovechó esto para sacarle ventaja. Hizo lo mismo con las otras dos manzanas. Cada vez que Atalanta estaba a punto de alcanzarlo, tiraba una al suelo y ganaba distancia mientras ella las recogía. De este modo consiguió Hipómenes llegar a la meta antes que Atalanta, y ganó el premio.

El castigo de Cibeles

La boda se celebró y los dos estaban encantados, incluso Atalanta, pero no Afrodita, que todavía esperaba que Hipómenes le agradeciera su ayuda por haberlo hecho vencer en la carrera. Como el agradecimiento no llegaba, la diosa tramó una venganza. Un día que estaban paseando los dos por el bosque, Afrodita les envió un deseo y una pasión incontrolables, y ello hizo que tuvieran que entrar en un templo dedicado a la diosa Cibeles y tener relaciones en él, profanando el santuario.

La diosa Cibeles, viendo lo que estaban haciendo en el interior de su templo enfureció y se dispuso a castigarlos por lo que habían hecho. En un principio pensó en arrojar a la pareja a la laguna Estigia, pero después recapacitó y eso le pareció un castigo demasiado leve, ocurriéndosele uno aún mayor: los convirtió en leones. Sin embargo, su castigo no acababa ahí, pues los condenó a tirar de su carro sin poder mirarse uno al otro. Pasarían toda la eternidad juntos, pero no podrían volver a verse jamás.

Dioses Griegos

Dioses Griegos, Afrodita

Afrodita

Alecto (Alekto)

Alecto

Apolo

Apolo

Ares

Ares

Artemisa

Artemisa

Atenea

Atenea

Eros

Eros

Hades

Hades

Hera

Hera

Zeus Mitología Griega

Zeus

Referencias

  • Catulo, Tibulo (1993). Poemas. Elegías. Editorial: Gredos. ISBN 9788424932206
  • Attis en Theoi Project (en inglés)
  • Ovidio (2015). Obras de Ovidio: Biblioteca de Grandes Escritores. Editorial: IberiaLiteratura. ASIN B010QG7D8Y

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