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Ares es el «dios de la guerra», un asesino sangriento y despiadado, el enemigo que nunca querrías tener. Representaba la violencia y es, una deidad salvaje que lo da todo para ganar cualquier batalla. Hijo de Zeus y Hera, acompañado siempre por sus primogénitos Deimos y Fobos (pánico y miedo), Ares era uno de los «dioses olímpicos» admirado por el mismísimo Hades.
A pesar de que era una divinidad poderosa, fue vencido más de una vez en la “mitología griega”. Tenía una gran rivalidad con Atenea, ambos concebían la guerra de forma distinta, aunque, la diosa era mejor estratega y es por eso que siempre le ganaba la partida.
Tuvo muchos hijos con diosas y humanas, pero Afrodita fue eternamente su gran amor, llena de lujuria y pasión. Debido a la belleza de la diosa muchas deidades comenzaron a luchar por su corazón. En la antigüedad la guerra y el amor iban cogidos de la mano, por eso los griegos juntaron como amantes a “Ares y Afrodita”. No obstante, en otras mitologías una misma deidad puede representar las dos cosas, como Inanna “diosa del amor y la guerra” en Sumeria.
Todo sobre Ares
Nombres
Epítetos principales
- Afrodisíakos – encantado por Afrodita.
- Teikhesiplêtês – asaltante de murallas
- Androfontes – asesino de hombres.
- Miaiphonos – la voz de los hombres
- Brotoloigos – destructor de hombres.
- Maleros – hechicero
- Enyálios – héroe guerrero
- Teritas – apaciguado
Familia
- Padres: Zeus y Hera.
- Hermanos: Artemisa, Apolo, Éaco, Angelos, Afrodita, Atenea, Dionisio, las Horas, las Gracias, las Muses, Ilitía, Ersa, Enio, Eris, Hebe, Pandia, Perséfone, Hefesto, Heracles, Hermes, Helena de Troya,Minos, Perseo, Radamantis, Litaí, las Moiras.
- Hijos: Erotes, Eros, Anteros, Fobos, Deimos, Flegias, Harmonía, Enialo, Trax, Enómao, las Amazonas, Adrestia, los romanos (los romanos se consideraban a sí mismos como descendientes directos de Marte).
Símbolos
- Lanza
- Carroza de batalla
- Antorcha en llamas
- Casco cresta roja de guerra dórico
- Armadura de bronce
- Espada
Animales sagrados
- Perro de guerra
- Buitre
- Pájaro carpintero
- Ornithes Areioi
Mitos de Ares
Mito de Ares y Afrodita
Afrodita, la diosa más bella del Olimpo, fue casada por Zeus con el más feo, malhumorado y deforme de los dioses: Hefesto, el dios de la fragua, la forja y los volcanes. Ella no estaba conforme con su suerte y tomó como amante a Ares. El mito cuenta que en una de las ocasiones en que yacían juntos, Helios pudo observar a la infiel pareja y corrió a avisar a Hefesto de la traición de su esposa. Este, que era un genial artesano de objetos mágicos, creó una red de oro y metales que cuando caía encima de alguien era imposible desprenderse de ella.
Esperó a que la pareja estuviera en el lecho y les tiró la malla por encima, quedando ambos atrapados sin poder moverse. Hefesto fue a avisar a los otros olímpicos para que se burlasen de los prisioneros, sin embargo, la opinión de los dioses fue que cambiarían con mucho gusto su lugar por el de Ares, tumbado al lado de la hermosa Afrodita. Hefesto no consiguió su venganza y tiempo después decidió liberarlos a cambio de la promesa de que no continuaría su romance. Ni Ares ni Afrodita cumplieron, y una vez liberados huyeron a Tracia, tierra natal de Ares.
Mito de Ares y el canto de los gallos al amanecer
El dios que se chivó a Hefesto de la infidelidad de su esposa Afrodita fue Helios. Ares mantenía relaciones ilícitas con Afrodita en su propia casa. Como temían que el dios de la fragua pudiera aparecer en cualquier momento, Ares dejaba apostado a la puerta a un joven soldado llamado Alectryon que debía avisarlos si aparecía el esposo. Un día Alectryon se quedó dormido y Helios, el dios del sol, fue testigo de la infidelidad y alertó a Hefesto, con las consecuencias que ya sabemos. Ares, furioso con el joven por haberse dormido lo convirtió en un gallo y desde entonces los gallos cantan al amanecer tan pronto como ven el primer rayo de sol.
Mito de Ares y Adonis
Los amores de Ares y Afrodita no duraron mucho tiempo. Afrodita quedó prendada de un príncipe chipriota llamado Adonis. Este mortal era un joven de gran belleza fruto de la relación incestuosa del rey de Chipre con su hija debido a una maldición que les había echado la propia diosa envidiosa de la belleza de la princesa. Así se inicia el mito de Ares y Adonis. Afrodita se enamoró después del joven Adonis y mantenía relaciones con él a espaldas de su esposo Hefesto y su amante Ares.
Cuando el dios griego de la guerra se enteró del asunto, movido por los celos, decidió acabar con Adonis. Éste era muy aficionado a la caza y a pesar de las advertencias de Afrodita, actuaba de forma temeraria en muchas ocasiones. Un día salió a cazar y vio frente a sí un enorme jabalí que no era otro que el propio Ares. El animal atacó al joven con sus colmillos venenosos clavándoselos en la pierna. A los gritos de Adonis, Afrodita bajó del Olimpo, pero solo llegó a tiempo de sostenerlo en sus brazos y convertir en flores rojas la sangre derramada.
El juicio a Ares
Las violaciones estaban a la orden del día en el Olimpo a juzgar por los mitos. Medusa y Atenea, como tantas otras, sufrieron los ataques de sus congéneres. Sin embargo, los dioses, aunque actuaban de esta manera, no toleraban que a su descendencia les pasase lo mismo. Ares violó a Agraulo, una princesa ateniense, con la que tuvo una hija, Alcipe. Cuando se hizo mayor, un hijo de Poseidón llamado Halirrotio intentó violarla. Ares, furioso por lo que había hecho, mató al joven.
Poseidón, indignado, exigió a Zeus que Ares recibiera un castigo ejemplar. Zeus decidió someterlo a juicio y sus jueces fueron los otros dioses del Olimpo. Ares fue llevado al Monte Aerópago para el juicio. Los otros dioses olímpicos lo absolvieron tras una votación. El monte donde dice la tradición que se llevó a cabo el juicio se conoce como «la Colina de Ares» y está situado al oeste de la Acrópolis de Atenas.
Himno homérico VIII a Ares
Este himno a Ares se escribió en el siglo VII a.C. por Homero, un escritor y filosofo griego famoso por sus poemas épicos como la Ilíada y la Odisea. No obstante, hay que decir que esta deidad tiene también el Himno órfico LXV a Ares, escrito en el siglo III a.C.
«Ares, con la descomunal fuerza, jinete de carros, de escudo dorado, corazón de hazañas, portador de escudos, salvador de ciudades, armado en bronce, de brazos fuertes, incansable, poderoso con la lanza. ¡Oh defensor del Olimpo! Padre de guerrero de la Victoria, aliado de Temis, severo gobernador de los rebeldes, líder de hombres justos, rey de la virilidad, que gira tu esfera ardiente entre los planetas en sus siete caminos a través del éter donde tus corceles ardientes te sostienen por encima del tercer firmamento del cielo. ¡Escúchame, ayudante de hombres, dador de un joven intrépido! Arroja un rayo bondadoso desde arriba sobre mi vida y la fuerza de la guerra, para poder alejar la cobardía amarga de mi cabeza y aplastar los engañosos impulsos de mi alma, refrena también la furia aguda de mi corazón, que me induce a pisar los caminos de las luchas que cuajan la sangre. ¡Oh, bendito! Dadme la audacia de acatar las inofensivas leyes de la paz, evitando los conflictos y el odio y los demonios violentos de la muerte»
Dioses griegos
Afrodita
Alecto
Apolo
Artemisa
Atenea
Cibeles
Deméter
Dioniso
Eros
Fósforo
Hades
Hefesto
Hera
Hermes
Hestia
Megera
Metis
Némesis
Perséfone
Poseidón
Príapo
Selene
Sileno
Tánatos
Tisífone
Zeus
Referencias
- Josho Brouwers (2016). Esbirros de Ares: La guerra en la Grecia arcaica. Editorial: Desperta Ferro Ediciones. ISBN 978-84-943922-7-6
- Kerényi, K. (1951). Gods of the Greeks. Londres: Thames & Hudson. OCLC 387233
- Burkert, W. (1985). Greek Religion. Cambridge: Harvard University Press. ISBN 978-0-674-36280-2
- Mike Oeming, Travel Foreman (2007). Ares: Dios de la guerra. Editorial: Panini. ISBN 9788496871519