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Tu Mitología

Apolo

Tiempo estimado de lectura: 11 minutos

Apolo es hermano gemelo de Artemisa, hijo de Zeus y Leto. Es una deidad casi tan temida y venerada como su padre, conocido por todos como el «dios del sol», aunque tenía otras cualidades. Es de los dioses más hermosos del Olimpo, es por eso que según la mitología griega tuvo muchos amantes, sedujo tanto mujeres como hombres y sus historias no suelen acabar en un final feliz que digamos.

Cualquier tipo de belleza, arte, música, poesía o juventud, cordura y moderación, están todas representadas en Apolo. Tiene una actitud masculina que observa y actúa a distancia. Sin embargo, aunque destaca por su claridad, existe también un aspecto oculto y oscuro de Apolo.

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¿Qué función tenía Apolo?

Apolo

Apolo era el justo y el que castigaba a los malvados (recuerda mucho al dios sumerio Utu), protector de los pastores, patrón de la medicina, que además, también podía traer plagas. Tanto romanos y griegos lo conocían como Apolo o Apolo Febo (“brillante”, “resplandeciente”, “puro”). Se le representaba de pie o bien caminando dando grandes pasos, como un bello joven con fuerza viril y largo cabello dorado. En su templo de Delfos hay inscritos dos famosos preceptos: «Conócete a ti mismo» y «Nada en exceso».

El arco y la lira eran objetos muy apreciados por él y el laurel su planta sagrada. A pesar de todo su brillo solar, tenía un aspecto oscuro y enigmático, tanto la luz como la oscuridad se reflejaban en sus símbolos. Apolo es el dios puro, sagrado y renovador, cuyos atributos eran equivalentes a los del sol, siendo su símbolo más importante. Los cisnes cantores son las aves sagradas de Apolo, esto se debe a que su padre Zeus le dio un carro con cisnes cuando nació. Sus castigos podían ser letales y de esa forma actuar con venganza ante sus adversarios.

El nacimiento

Cuando Leto (una titánide de la generación gobernante que antecedió a los olímpicos) se quedó embarazada de Apolo y Artemisa, vagó por la tierra en busca de un lugar para dar a luz. Ningún sitio la acogía porque la gente temía la ira de Hera, la celosa esposa de Zeus. Al final, ya de parto, llegó a una isla desierta que más tarde fue llamada Delos. A lo largo de 9 días y nueve noches, Leto sufrió terribles dolores de parto para dar a luz a Apolo. Al final, nació bajo una palmera el séptimo día del mes. El número siete era sagrado para él y aquella palmera era una de las más visitadas de la antigüedad.

Los gemelos Apolo y Artemisa

Los dos fueron reverenciados por su pureza y conocidos por su lejanía, podían desaparecer con facilidad en el bosque, en el enigmático reino de los hiperbóreos. Tanto Artemisa como Apolo observaban a la juventud hasta que llegaban al umbral de la madurez, siendo capaces de repartir castigos letales. Por poner un ejemplo, Níobe humilló a la madre de los gemelos, alardeando de que tenía seis hermosas hijas y seis hermosos hijos, mientras que Leto solo tenía a Artemisa y a Apolo.

Leto llamó a sus divinos hijos y Apolo mató a 5 de sus 6 hijos, mientras su hermana hacía lo mismo, acabando con 5 de sus 6 hijas. Los salvados de una muerte segura fueron Amiclas, que había ofrecido una plegaria a Leto, y Melibea, que al presenciar el asesinato de sus hermanos se quedó tan pálida que fue llamada Cloris desde entonces. Al ver Níobe los cadáveres de sus hijos, se convirtió en una roca de tanto llorar.

Amantes masculinos del dios Apolo

Mito de Apolo y Cipariso

Apolo, lo mismo que la mayoría de dioses griegos tenían tanto amantes masculinos como femeninos. Cipariso era un joven al que por su belleza e inocencia persiguieron varios dioses, pero él solo entregó su amor a Apolo. El dios del sol regaló a su amado Cipariso uno de sus ciervos sagrados y desde aquel momento el animal acompañó al joven haciéndose inseparables. Apolo también enseñó al chico a disparar el arco y a cazar con jabalina.

Por desgracia, un día en el que estaba practicando, por error la jabalina disparada acertó en el ciervo equivocado y Cipariso mató a su mascota. Roto por el dolor, pidió a Apolo que le concediera un deseo: poder llorar para siempre a su difunto amigo. Apolo, que lo amaba con locura, se lo concedió y lo convirtió en un ciprés. Desde entonces este árbol representa la tristeza y el dolor por la pérdida de los seres queridos y se planta en los cementerios.

Mito de Apolo y Jacinto

Jacinto era un bellísimo joven hijo del rey de Macedonia y la musa Clío. Como en el caso de Cipariso, varios dioses y seres mitológicos se disputaban su amor, pero él prefirió a Apolo. Una de las actividades que más le gustaban era el lanzamiento de disco. El mito cuenta que Céfiro, el dios del viento del oeste, celoso porque había preferido al dios del sol, desvió el disco que el joven había lanzado e hiriéndolo en la cabeza lo mató. Hades, el dios del inframundo, acudió a llevarse al chico, pero Apolo se lo impidió y de la sangre derramada de su herida hizo brotar una flor: el jacinto.

Amantes femeninos de Apolo

Mito de Apolo y Casandra

Casandra era una joven sacerdotisa de Apolo, hija de los reyes de Troya. La joven, que había hecho voto de castidad, deseaba tener el don de la profecía y Apolo, para seducirla se lo concedió. Cuando el dios quiso mantener relaciones carnales con ella, la joven lo rechazó y él sintiéndose engañado la maldijo. Le escupió en la boca y la condenó a seguir manteniendo el don de la profecía, pero sin que ninguna persona creyera lo que decía sobre el futuro. Casandra es famosa por anunciar la caída de Troya, aunque nadie la creyó.

Mito de Apolo y Cirene

Cirene era hija del rey de los lapitas y una mujer fuera de lo común. La joven amaba la caza y la libertad de los bosques y rechazó quedarse en su casa realizando las labores a las que estaban destinadas las mujeres de la época. Cuidaba los rebaños de su padre en el monte a los que protegía con su jabalina y su espada. Cuenta el mito que una vez el rebaño fue atacado por un león y Cirene luchó contra él, venciéndolo. Apolo, que en ese momento la estaba observando, quedó muy enamorado de la joven.

El dios del sol secuestró a la chica y la llevó al norte de África, a un lugar cercano a Libia, donde fundó una ciudad en su honor a la que llamó «Cirene». Juntos tuvieron dos hijos: Aristeo e Idmón. El primero fue un semidiós al que se atribuye la invención de la apicultura y el segundo fue uno de los argonautas.

Mito de Apolo y Coronis

Coronis era una joven de Tesalia que fue amante del dios Apolo. La chica lo engañó con un joven tesalio y un cuervo que observó los hechos se lo dijo a Apolo. Este, furioso, cambió el color de los cuervos que hasta entonces lucían blancos al negro y los hizo portadores de malos augurios.

Sus celos eran tan grandes que, a pesar de que ella estaba embarazada, le disparó una flecha matándola. Extrajo a su hijo del vientre de Coronis y se lo entregó al centauro Quirón para que lo educase. El bebé, al que llamó Asclepio, fue el dios de la medicina y la curación, venerado en toda Grecia.

Mito de Apolo y Dafne

Muchos consideran que otra de los amantes del dios Apolo fue Dafne, aunque en verdad nunca lo fue y prefirió convertirse en laurel antes que ser su amante. El mito cuenta que Apolo se estaba burlando de Eros cuando este, en venganza, le clavó una de sus flechas de oro y el dios quedó muy enamorado de la ninfa Dafne.

Al mismo tiempo, Eros clavó a la ninfa una flecha de plomo que le produjo una inmediata repulsión hacia Apolo. El dios no dejaba de perseguirla y ella suplicó a la madre tierra que la ayudara y la convirtió en un laurel. Apolo, entristecido, le prometió amor eterno e hizo del laurel su árbol, dictaminando que desde ese momento las coronas de los héroes se tejieran con sus ramas.

Dioses griegos

Dioses Griegos, Afrodita

Afrodita

Alecto (Alekto)

Alecto

Ares

Ares

Artemisa

Artemisa

Atenea

Atenea

Cibeles

Cibeles

Eros

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Hades

Hades

Hera

Hera

Zeus Mitología Griega

Zeus

Referencias

  • W. K. C. Guthrie (1971). The Greeks and Their Gods. Editorial: BEACON PR. ISBN 0807057932.
  • Walter F. Otto (1773). The Homeric Gods: Spiritual Significance of Greek Religion. Editorial: Thames & Hudson Ltd. ASIN B01K3H3ULK
  • Jean Shinoda Bolen (2011). Los Dioses de cada Hombre. Editorial Kairós, S.A. ASIN B007KIUORY.

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