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Calipso es una Ninfa de la «mitología griega» que vive en la isla de Ogigia. Su historia nos cuenta como se enamoró tan profundamente de Odiseo (más conocido como Ulises) que quería tenerlo a su lado para toda la eternidad. El evento ocurre después de la «Titanomaquia», pues Calipso es castigada en una isla boscosa.
Los “padres de Calipso” es todo un misterio, es decir, para Hesíodo es hija de Océano y Tetis, una Oceánide. Para Apolodoro es hija de Nereo y Dóride, para Homero es hija de Atlas (Atlante) y para Cayo Julio Higinio es hija de Atlas y Pléyone. No obstante, vamos a centrarnos en el mito que nos cuenta Homero, pues es el que más profundiza sobre “la ninfa Calipso”.
Mito de Calipso
Odiseo, rey de Ítaca
Telémaco, hijo de Odiseo, espera la llegada de su padre en Ítaca. No tiene ni idea en el estado que se encuentra su padre, si está vivo o muerto. El anciano héroe Haliterses Mastorida se acercó a Telémaco y a los itacenses comentando lo siguiente:
«Sobre ellos anda dando vueltas una gran desgracia, pues Odiseo ya no estará mucho tiempo lejos de los suyos. Le dije que sufriría muchas calamidades, que perdería a todos sus compañeros y que volvería a casa a los veinte años si partía a Troya, y ya se está cumpliendo todo».
Mientras tanto, Odiseo, rey de Ítaca, esposo de Penélope y padre de Telémaco, después de la «Guerra de Troya», cogió su navío y acabó naufragando en la isla Ogigia por orden de Poseidón, quien lo castiga para que ande errante lejos de su tierra patria. Dicha isla tiene grandes bosques y en ella tiene su morada una diosa, exactamente una ninfa, Calipso, desterrada en Ogigia tras la batalla de la Titanomaquia por ser hija del Titán Atlas.
El todopoderoso Zeus quiere salvar a Odiseo de la maldición de Poseidón por petición de Atenea, éste se dirige a su hijo Hermes y comenta lo siguiente:
«Hermes, puesto que tú eres el mensajero en lo demás, ve a comunicar a la ninfa de lindas trenzas nuestra firme decisión: la vuelta de Odiseo el sufridor, que regrese sin acompañamiento de dioses ni de hombres mortales. Pues su destino es que vea a los suyos, llegue a su casa de alto techo y a su patria.»
Hermes y Calipso
Hermes llegó a la isla lejana llegando a su gran cueva, y allí dentro se encontraba la “ninfa Calipso”. La diosa tejía dentro con lanzadera de oro y cantaba con hermosa voz mientras trabajaba en el telar. En torno a la cueva había nacido un florido bosque de alisos, de chopos negros y olorosos cipreses, donde anidaban las aves de largas alas, los búhos y halcones y las cornejas marinas de afilada lengua que se ocupan de las cosas del mar.
Cualquier inmortal que llegara a la isla de Calipso se quedaría maravillado de aquel lugar. La ninfa cuando vio a Hermes lo reconoció y le preguntó:
«¿Por qué has venido, Hermes, el de vara de oro, venerable y querido?»
La diosa colocó delante una mesa llena de ambrosía y lo mezcló con néctar rojo, y mientras Hermes comía, le contó lo que estaba pasando. Le reclamó a la ninfa que dejara a Odiseo irse, pues ya llevaba retenido en la isla 7 años, y Calipso muy enfadada le contestó:
«Los dioses os irritáis conmigo porque estoy con un mortal. Zeus le destrozó la rápida nave arrojándole el brillante rayo en medio del mar. Allí murieron todos sus nobles compañeros, pero a él el viento y las olas lo acercaron aquí. Yo lo salvé, lo traté como amigo, lo amé, lo alimenté y le prometí hacerlo inmortal con la juventud eterna, aun así, le aconsejaré y nada le ocultaré para que llegue a su tierra sano y salvo».
Y Hermes le contestó:
«Entonces despídete ahora y respeta la cólera de Zeus, no sea que se irrite contigo y sea duro en el futuro».
Calipso y Odiseo
Calipso fue hacia la orilla y allí se encontraba Odiseo, llorando, añoraba su regreso a casa, pues Odiseo ya no amaba a la ninfa. La divina entre las diosas le dijo lo siguiente:
«Desdichado, no te lamentes más ni consumas tu existencia, hazte una balsa, yo te daré pan, agua y vino para que no pases hambre. Te daré ropa y te enviaré por detrás un viento favorable de modo que llegues a tu patria sano y salvo, pero si te vas dejarás de ser inmortal y serás infeliz fuera de esta isla».
Odiseo tenía su decisión muy clara, quería marcharse a su casa. El sol se puso y llegó el crepúsculo y los dos se metieron en la cueva, ante una inminente despedida hicieron el amor apasionadamente. Por la mañana, Odiseo se vistió de túnica y manto, y la ninfa, se vistió con una gran túnica blanca, y emprendieron el camino hacia un extremo de la isla. Allí Odiseo cogió la balsa y se despidió de Calipso.
En busca de su familia
Navegó durante diecisiete días atravesando el mar, y al decimoctavo aparecieron los sombríos montes del país de los feacios. Sin embargo, el tiempo empezó a cambiar. Un terrible huracán de mezclados vientos le rompió el mástil por la mitad y no era capaz de llegar a tierra. Cada vez que estaba cerca de la orilla, las grandes olas de Poseidón lo volvían a alejar, ni tan siquiera con la ayuda de los dioses Zeus y Atenea era capaz de llegar a tierra.
Al final, dejó la balsa y pudo llegar a tierra firme nadando hasta llegar a un río de la tierra de los feacios. Y tiempo después llegaría a su destino junto con su familia. No obstante, Calipso, lo esperaba con la esperanza de que algún día pudiera volver. Pero pasaron los años y la ninfa muy entristecida por ver que Odiseo nunca apareció y quedándose sola sin su amado, decidió quitarse la vida. Algunos mitos dicen que la pareja tuvo dos hijos: Nausítoo y Nausínoo. Y es así como acaba el “mito de Calipso”.
Ninfas
Referencias
- Homero (2012). La Odisea. Editorial: Anaya. ISBN 9788467828702.
- Apolodoro (1987). Biblioteca Mitológica. Editorial: Ediciones Akal Sa. ISBN 8476001797.
- Hesíodo (2013). Teogonía / Trabajos y días / Escudo / Certamen (Clásicos de Grecia y Roma). ISBN 8420678821.
- Cayo Julio Higinio (2008). Fabulas; Astronomía. Editorial: Akal. ISBN 9788446016519.